El sitio de esta casa se abre en abanico hacia el norponiente, con una fuerte pendiente que le da aire y amplitud, dominando las vistas sobre una esquina del loteo Quinchamalí. Los añosos árboles de las calles se convierten en límite visual del terreno.
La casa recibe desde la parte alta del terreno y baja el cerro ordenada en una línea oriente poniente de dos pisos que da respaldo y delimita el terreno al sur, este volumen se articula con otro norte sur que separa el patio de ingreso y el jardín donde se encuentran el quincho y terraza de la piscina, a través del espacio de ingreso y la escalera.
La textura de la piedra de corteza de cerro está presente desde el ingreso a la casa, en la pileta, la escalera y la piscina, otorgando calidez y contrastes.